miércoles, 29 de enero de 2014

...a todo esto no existen las almas gemelas.


Corrían las 3 de la mañana. Gustav rompía el hielo sobre el suelo como un desenfrenado amante besando un cuello que no tenía fin.

Se reía solo, como si en su mente hubiera recordado una gran humorada. Mia, no lo miraba, estaba en su propia escena viendo los vasos congelados. Por entre su pelo se reflejaban luces de colores.

Para hacer el brindis. Gustav le dijo a Mia que ¨eso de las almas gemelas no existía¨, que era un invento cliché de fines de siglo, que era una imagen conformista del amor, o de las conexiones generales entre seres humanos…

Gustav se extendió porque sentía que era algo que hace mucho tiempo quería decirle. Mia lo miró mientras su vaso iba compartiendo el calor de su mano y sin decir palabra, alzaron los vasos  y Mia sintió ese fuerte sorbo por entre su lengua y su garganta.



jueves, 26 de diciembre de 2013

Estoy del otro lado.


Antonio no cerraba la puerta.
No entendía cómo un pie se ponía delante del otro y cómo un cerrojo se llenaba con una llave.
Cómo el sonido irrumpería en la sala grande y que lo que vendría luego era primavera y no penumbra como él tanto temía.
Antes de cerrarla quería decidir nunca más volver a abrirla y eso fue lo que más le costó. Pasó días viendo lo que había tras ella, días y días en días.
No hubo tiempo para observar las oscilaciones que lo llevaron al frontis de la marquesina más alta que le había tocado cruzar, pero si hubo tiempo para vizualizar todo lo que traería al atravesar la puerta, lo que llevaría y lo que dejaría.
Si hubo un acto valiente de su parte, fue por lo menos no cerrar la puerta de frontón. Quiso abrazar la nostalgia para poder seguir adelante. Se aferró.
Muchas veces durmió en el dintel, muchas horas gastó tiempo dejando bien atados sus zapatos. Quizá fue mucho el tiempo que pasó hasta el día de hoy.
Pasaron tantos destellos por el mosaico de la ventana de la puerta, remolinos que no lograban llegar a los ojos de Antonio. 
Pero en su última rememorancia, sintió de vuelta la brisa fresca, la inquietud y el color de su propio corazón.
Muchos le apresuraron, pero hubo una que la esperó.
Alicia esperó en la puerta, se apoyó en el dintel, se durmió en la marquesina y por sobretodo sujetó firmemente la llave, hasta que la dejó en manos de Antonio.
Entonces Antonio tuvo la llave en la mano y también a Alcia en la otra mano. Estaba lleno. Y el cerrojo pronto giró, giró y giró, hasta que en un largo pestañeo por fin: Se cerró.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Jueves 21 de abril de 1991.



Abrí el cofre. Tuve que romperlo. Le dí tres martillazos y el oxidado candado cayó al suelo. Mi padre con su sordera no se percató. Saqué lo que pude y lo guardé. La mayoría eran cuadernos infernales, cartas envenadas... de adolescencia gruesa, soledad y exageraciones. Pero no estoy segura de haber encontrado lo que te prometí. Miré por última vez mi cuarto, un hielo recorrió mi espalda, sabía que no volvería más. Tomé un par más de libros y quité unas ropas de la maleta, salí por la ventana, evitando hacer ruido y ver denuevo a mi padre y escuchar una vez más su sermón. 

Me vine con el bolso lleno y la maleta en la mano. Caminé rio abajo unas 2 horas y me topé con el viejo Albert. No fue un gusto, tenía la cara amarga. Caminaba al rededor de la fogata y sus lentes estaban llenos de barro. Sus manos estaban escondidas en los bolsillos, su paso era lento y al verme soltó una mirada al vacío y esbozó unas palabras inentendibles. Yo acomodé el bolso y emprendí camino en la penumbra.
Casi al llegar sentí más profundo el ruido del bosque y las historias que alguna vez nos contamos entre refugios inventados y árboles caídos. Sabía que dejaba atrás muchas cosas y la noche y las sombras se imponían como sermones de mi padre.

Llegué a eso de las 2 de la mañana, hacía un poco de frío. Miré hacia adentro por las ventanas embarradas. Solté el vidrio de la ventana circular como me indicaste y metí la mano. Encontré el manojo de llaves enterrado en la maceta. La llave enterrada estaba oxidada, no pude evitar mirarla por un momento y darme cuenta de que ya te habías marchado hace un año.

Dejé mi bolso encima del sillón que tenía una fabulosa manta de lana. El suelo estaba un tanto aspero y todo estaba lleno de polvo. No tardé en volver a salir para traer un poco de leña y me encontré con un montón ya cortada en la casita de atrás.

Parecía bastante enérgica para ser las 3 de la mañana... me di unas vueltas sacudiendo la cama y me recosté a contemplar las innumerables botellas que se veían casi intactas a pesar del el año transcurrido. Pensé en cuántas bebiste solo, cuántas bebiste conmigo, cuántas bebiste con ella y cuántas te bebieron a ti mismo.

No podía dormir, tu ausencia merodeaba cada rincón.

Me levanté y abrí un par de muebles, recojí las cartas de la entrada y las puse sobre el borde de la chimenea, no quise hojearlas aún... eso ya era parte de mañana. Me quedé fija en el fuego y me pregunté si te acordabas de las tertulias del 83, cuando a tu casa llegaban un montón de vagos filósofos y yo les preparaba vino con frutas y canela. Bebíamos y sacábamos incontrolables conclusiones, citando a los grandes, a los vagabundos y a los ebrios escritores del bar de San Miguel... a veces, escribía en secreto mis propias conclusiones. Nunca hablé mucho en esas juntas, prefería las juntas en la tarde, cuando recolectábamos semillas para las artesanías de tu mamá o cuando íbamos a molestar al viejo Albert, prefería hablar contigo y luego quedarme dormida en la casita de atrás escuchando hasta tarde los sonidos del río, y los pájaros y el viento.

Apoyé la pierna sobre el velador y se abrió para maravillarme con medio Campari bien sellado. 1988... Bebí un sorbo y me senté para terminar de escribirte. Mañana sería un gran día. Comenzaré por recorrer el pueblo. Al final han pasado 5 años ya.

Sé que en 1 semana o más tendré que ver a Lía... y entregarle la caja que estaba debajo de la cama, como me pediste. No quería verla, no puedo negarlo... la ultima vez que nos vimos fue en el incendio del bar en San Miguel. Esa noche quedó de manifiesto su inmenso odio hacia mí... aunque es tu hermana, a veces creo que está enamorada de ti, ya lo sabes, te lo he dicho mil veces... pero en fin.

El trago recorrió mis piernas, mareó mi vista un poco y el último nudo de mi trenza se deshizo.

Espero pronto tener noticias tuyas... y también espero que recibas esta carta... ya que siempre existe el temor de que en tu próximo viaje, queden olvidadas mis palabras en un buzón.

Un beso.

tu querida Off.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Gracias Pesadillas

Fortalecen tu alerta
como puerta entreabierta
y golpean tus fiestas.

se rien de tus lamentos
e impulsan tus tormentos
maravillan tus alucinaciones
y alimentan tus desaciertos.

empujan tus ideas
aplastan tus esquemas
desarman tu silencio
y agilizan tus procesos.

Despiertas azotada
con miedo a poner los pies
                           sobre la nada
ojos altivos
pelo enrarecido
todo el aire
huele a tinieblas
-ni la ducha
-ni los pájaros
-ni el sol
        te despiertan.

lunes, 20 de agosto de 2012

Para un buen don nadie

peliagudas miradas
y descubrir el origen tras la cortina
de felpa gris azulada
que encarna el sitio dónde tus pies vagan.

una ola de ideas
para un buen don nadie
y una espera que altera
hasta tus más altas murallas.

y su voz que rebota
y las promesas en su boca.

otra historia resoluta
en espirales de carreta absurda.

no lo veas
ni lo entiendas
este párrafo se fue a la mierda
como el lápiz que gime
que gime y se retuerce
en el burdo beso que le diste.

viernes, 3 de agosto de 2012

Treinta creencias y técnicas para la vida y la prosa.

-por  Jack Kerouac
 1. Cuadernos secretos garabateados y salvajes páginas escritas a máquina, para tu propia dicha.
2. Obediente a todo, abierto, escuchando.
3. Trata de nunca emborracharte fuera de tu casa.
4. Enamórate de tu propia vida.
5. Algo que sientes encontrará su propia forma.
6. Sé un demente estúpido-santo de la mente.
7. Sopla tan profundo como quieras soplar.
8. Escribe lo que quieras insondablemente desde el fondo de la mente.
9. Las visiones inefables del individuo.
10. Sin tiempo para la poesía más que exactamente lo que es.
11. Tics visionarios estremeciéndose en el pecho.
12.Fijación del trance soñando sobre un objeto ante ti.
13. Desaloja inhibiciones literarias, gramáticas y sintácticas.
14. Como Proust, sé un viejo adicto al té del tiempo.
15. Diciendo la verdadera historia del mundo en un monólogo interno.
16. El centro de la joya del interés es el ojo dentro del ojo.
17. Escribe en reminiscencia y asombro por ti mismo.
18. Trabaja desde el néctar del ojo medio afuera, nadando en el mar del lenguaje.
19. Acepta la pérdida para siempre.
20. Cree en el sagrado contorno de la vida.
21. Lucha por trazar el flujo que ya existe intacto en la mente.
22. No pienses en palabras cuando te detengas sino para ver mejor el cuadro.
23. Registra todos los días el día blasonado en tu mañana.
24. Sin miedo o pena en la dignidad de tu experiencia, conocimiento y lenguaje.
25. Escribe para que el mundo lea y vea tus precisas imágenes de él.
26. El libro-película es la película en palabras, la forma visual americana.
27. En homenaje del Personaje en la solitaria Penumbra inhumana.
28. Componiendo salvaje, indisciplinado, puro, viniendo de abajo, entre más loco mejor.
29. Eres un genio todo el tiempo.
30. Guionista-director de películas terrestres auspiciadas y angeladas en el Cielo.

Duerme con tu poeta favorito.

Duerme con tu poeta favorito
no le preguntes nada
y lo más importante, no duermas
deja que los gritos de la ventana te hagan guardar el momento para siempre.




Goldfrapp - Felt Mointain